bajando a por tabaco,
camino por las calles de
este pueblo desconocido.
en un callejón en el que
no hay farolas
los televisores
de los inmigrantes
marroquíes
y el olor de
la harira
me transportan
a otra vida
en Larache
donde allí
sí que soy
poeta
y vivo
la vida
que siempre
viví.
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