miércoles, 10 de diciembre de 2008

True colours



Hoy una compañera

me ha hablado de una chica

que cataloga a la gente por colores.



Conducía mientras me contaba

esta historia;

arqueé una ceja

y pedí más detalles.



Según aquella todos somos

un color, un tono.



Con los ojos en la carretera

y la negrura del parabrisas
como pantalla

intenté imaginar los colores que

iba a enumerar.




Su hijo, de un azul eléctrico, radiante,

me pareció bien.



Su hija, de un rosita dulce,

vaya cagada.


Su marido, rojo y negro,

saboreé esa referencia anarquista,

y ese toque de originalidad

para ser rápidamente

desmentido por

un vulgar "rojo pasión",

"negro odio".



La más simpática del trabajo

por lo visto era un arco iris,

y así todo.



Ante mis expectativas frustradas

le pregunté de qué color

había teñido a mi interlocutora;

naranja.



Nos quedamos callados;

ella porque, sin querer, había revelado

sus verdaderos colores;

yo porque, aterrorizado,

temía

que alguien descubriera los míos.




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