miércoles, 14 de enero de 2009

Y volví a jugar por los parques de mi infancia,

aquellos que no se ven por estar tan a la vista;

hice el esfuerzo de ignorar mi actual desdén,

de evitar los rincones más aislados de mi juventud

y mis pasos siguieron un itinerario sin rumbo

donde tuve la suerte de encontrar pocos cambios.



Y volví a maravillarme frente a aquellos árboles

que parecían helados de hierba

volví a rodear la inmensa y sucia

jaula de los pájaros;



seguí paseando, y a través de la verja

la enorme visera del teatro central

siempre a punto de caer en tus sueños;

me paré junto a la estatua de aquella enfermera

socorriendo a un soldado cubierto de moho

que siempre fuiste tú



y finalmente la cascada con los patos

donde siempre me sentí centinela

en algún punto de Asia.




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