jueves, 7 de febrero de 2008

ángeles

Mis ángeles siempre fueron sucios,
a base de tinta,
improvisados en cualquier esquina,
soñando ser metálicos,
o provistos de carne,
pero conformándose con alimentar
la vecindad de las paredes.
Mis derviches,
sus faldas cosidas al suelo,
sólo se permiten soñar su vuelo,
miran hacia un cielo inerte,
sus brazos se tornan ramas,
su tronco, cuerpo.
Mis insectos no tienen alas,
sueñan moscas,
o quizás, mariposas,
pero sólo reptan,
resbalan,
caen,
giran sobre sí mismos
y permanecen quietos
bajo el sol de invierno.

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