Parcheando mi alma de momentos.
Jugando al ir-más-allá.
A vueltas con el petty crime,
con los dealers,
con la realidad ficcionada.
Olisquear la verdad y salir tras ella
como perro de presa.
Alimentar la pared de plexiglás
que te anima a seguir adelante,
que te evita el vomitar.
Trasnfigurar la realidad,
pedir prestadas
esas gafas de viejo
que seguro
liman los objetos y
obvian lo superficial,
lo no auténtico.